El reciente blanqueo de capitales ha impulsado notablemente el nivel de depósitos en dólares en los bancos argentinos, alcanzando así su mayor nivel en los últimos cinco años. Este fenómeno obedece a la disposición del gobierno para que los ciudadanos puedan exteriorizar sus fondos no declarados, esperando un afluente significativo que podría impactar las reservas del país.
Si bien la expectativa es que esta medida tenga un efecto positivo en las reservas brutas del Banco Central, el impacto en las reservas netas aún parece ser marginal. Expertos economistas sostienen que, aunque los depósitos en dólares han crecido, esto no necesariamente se traduce en un incremento inmediato y proporcional de las reservas netas, dado que muchos de estos fondos se encuentran bajo control de los depositantes y no del Estado.
A pesar de ello, el crecimiento en los depósitos en dólares es una señal alentadora de confianza en el sistema financiero argentino. A corto plazo, se espera que esta inyección de divisas pueda aportar estabilidad y liquidez al mercado cambiario, lo cual sería fundamental en un contexto económico complejo. Sin embargo, para que los beneficios del blanqueo se materialicen en las reservas netas, será necesario implementar medidas que aseguren la permanencia y el uso efectivo de esos fondos en la economía nacional.