En los últimos meses, el turismo ha comenzado a manifestarse como un factor crucial en la economía argentina, pero no por las razones esperadas. Según un reciente informe, el rubro ya genera un déficit de aproximadamente u$s650 millones al Banco Central de la República Argentina (BCRA). Esta situación surge como resultado de la apreciación cambiaria, fenómeno que el Gobierno ha declarado que continuará en el futuro inmediato. Sin embargo, el impacto no se queda solo en cifras económicas; los principales actores del sector turístico han levantado la voz, advirtiendo que el actual sistema tributario del país es simplemente “insostenible”.
La cuenta de servicios, activa participante en este déficit, refleja el contexto económico extremadamente desafiante, en el cual los turistas, tanto locales como internacionales, han reducido significativamente sus viajes dentro de Argentina. Esta disminución en el turismo interno e internacional ha exacerbado la presión fiscal sobre las empresas del sector. Con la moneda local enfrentando una constante depreciación y las reservas del BCRA agotándose a un ritmo alarmante, la competitividad del turismo argentino se ve cada vez más mermada en comparación con otros destinos de la región. En este sentido, los empresarios del sector han señalado la urgente necesidad de una reforma que permita ajustes en el sistema tributario, sugiriendo que es fundamental para sobrevivir a estos tiempos de crisis.
Expertos en economía advierten que, sin un cambio en las políticas fiscales, el turismo en Argentina podría enfrentar futuros aún más difíciles. A medida que las restricciones monetarias continúan y la carga tributaria sigue siendo elevada, las empresas turísticas locales se ven en la necesidad de desistir de competir eficazmente a nivel internacional. Además, con el aumento constante en los costos operativos y una capacidad limitada para ajustar precios, el llamado a una reforma tributaria se ha convertido en un clamor común entre los empresarios del turismo. Frente a este panorama, el Gobierno se encuentra en una encrucijada, donde sus decisiones podrían definir el futuro de un sector que sufrió uno de los golpes más duros durante la pandemia y que ahora lucha por recuperarse en un entorno económico cada vez más complejo.
