En un inesperado giro de acontecimientos en el marco de la última cumbre del G20, celebrada en Nueva Delhi, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha levantado una polémica internacional al acusar públicamente a su par argentino, Javier Milei, de “esconder” un video que documenta un acalorado intercambio entre ambos líderes. Estas declaraciones surgen en medio de las tensiones ya existentes entre las delegaciones de América Latina, reflejando la creciente polarización política en la región.
Petro afirmó que el cruce se produjo durante una de las sesiones del encuentro, donde se abordaron temas cruciales como el cambio climático, la economía global y los desafíos de la pospandemia. El mandatario colombiano expuso que su discusión con Milei giró en torno a diferencias ideológicas significativas, especialmente en lo referente a políticas de inclusión social y desarrollo económico sostenible. Según Petro, el tono se elevó rápidamente cuando se tocaron temas de gobernanza democrática y derechos humanos, dos áreas donde las posturas de ambos presidentes difieren notablemente.
El presidente colombiano ha acusado a la delegación argentina de retener los registros audiovisuales de lo acontecido, sugiriendo que esta acción fue deliberada para evitar que Milei sea visto en una confrontación directa que podría afectar su imagen tanto a nivel nacional como internacional. En palabras de Petro: “Es evidente que no quieren que el mundo vea cómo el presidente Milei reacciona cuando se le enfrenta con verdades incómodas. Es un intento claro de censura y manipulación de la información”.
Esta situación ha generado diversas reacciones en la esfera política sudamericana. Analistas de la región han interpretado este episodio como un reflejo de las divisiones internas de América Latina, donde líderes con enfoques tan dispares en términos de políticas domésticas y exteriores chocan en foros internacionales. Algunos sugieren que estas dinámicas podrían desencadenar una realineación en las alianzas regionales, con Petro inclinándose hacia un eje más progresista y Milei consolidándose entre los mandatarios de derecha.
Por su parte, la oficina de prensa de la presidencia argentina ha negado las acusaciones, calificando las declaraciones de Petro como una “distorsión de la realidad”. Un portavoz del gobierno de Milei indicó: “El encuentro fue como cualquier discusión franca que ocurre en una cumbre de tal magnitud. Nunca hubo mala fe en el manejo de los registros del evento”. Sin embargo, la falta de publicación oficial del material audiovisual ha dejado preguntas sin respuesta, alimentando aún más la controversia.
El alboroto ha puesto en el foco no solo las tensas relaciones entre los dos presidentes, sino también las dinámicas de poder dentro del G20. Con los países emergentes buscando consolidar su voz en el escenario global, la unidad frente a las potencias tradicionales parece más difícil de lograr. Mientras tanto, ciudadanos de ambos países expresan su desconcierto y preocupación a través de las redes sociales, donde los hashtags relacionados con el incidente han estado marcando tendencia.
A medida que el relato se desenvuelve, expertos en política internacional sugieren que mantener el foco en los problemas fundamentales discutidos en la cumbre es vital. El cambio climático, la post-pandemia y la recuperación económica siguen siendo temas críticos que requieren atención urgente y colaboración mutua. La Comunidad Internacional observará con detenimiento cómo este desencuentro entre Petro y Milei podría influir en futuras reuniones y en la capacidad de los líderes latinoamericanos para encontrar puntos en común en beneficio de sus pueblos.