En un movimiento sorpresivo, el gobierno argentino ha decidido retirar a toda su delegación de la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, conocida como COP29, que actualmente se lleva a cabo en Azerbaiyán. La decisión fue ordenada directamente por el presidente Javier Milei, quien justificó la acción afirmando que las negociaciones no estaban alineadas con los intereses y prioridades del país. Esta medida ha generado un revuelo tanto a nivel nacional como internacional, dado que Argentina ha sido históricamente un actor comprometido en los esfuerzos globales por la mitigación del cambio climático.
Ante este contexto, el Papa Francisco, conocido por su firme postura sobre la necesidad de adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático, no tardó en pronunciarse. En un comunicado emitido desde el Vaticano, el Papa expresó su preocupación por la decisión del gobierno argentino e instó a los líderes mundiales a no perder de vista la importancia de la cooperación internacional en esta materia. Según el Papa Francisco, el cambio climático es “uno de los desafíos más grandes de nuestro tiempo” y requiere de “un compromiso conjunto que trascienda las fronteras políticas y económicas”.
La decisión de la administración Milei ha sido recibida con diversas reacciones dentro del país. Mientras que algunos sectores apoyan la decisión como una forma de afirmar la soberanía nacional y priorizar la agenda económica interna, otros la critican duramente argumentando que el cambio climático es un problema global que afecta directamente a Argentina. Con su vasto territorio que incluye ecosistemas tan diversos como la Pampa Húmeda, la Selva Misionera y la Patagonia, Argentina es sensible a los cambios en el clima global, que podrían impactar negativamente en su agricultura, biodiversidad y recursos hídricos.
En su mensaje, el Papa Francisco subrayó que “cada nación tiene la responsabilidad moral de actuar en función del bien común de la humanidad” y recordó encíclica “Laudato Si'”, donde ya había advertido sobre los riesgos del deterioro ambiental. También hizo hincapié en la importancia de escuchar a la comunidad científica, que ha advertido que el tiempo para actuar de manera efectiva se está agotando. Su declaración busca, sin duda, reafirmar su compromiso con la causa ambiental e impulsar a los creyentes y a la comunidad internacional a reflexionar sobre las implicaciones éticas de retirar el apoyo a las iniciativas conjuntas como la COP29.
La COP29 sigue adelante en Azerbaiyán con representantes de la mayoría de los países del mundo, aunque la ausencia de una delegación argentina oficial podría influir en las discusiones y decisiones que se tomen en las mesas de diálogo. A lo largo de estos encuentros, se espera que los líderes alcancen acuerdos que contribuyan a limitar el calentamiento global a menos de 1,5 grados Celsius, una meta acordada en la histórica COP21 de París, pero que hasta ahora ha enfrentado numerosos desafíos e insuficientes compromisos de reducción de emisiones.
En este marco, las palabras del Papa Francisco añaden una dimensión moral a las negociaciones, recordando a los líderes mundiales la importancia de actuar no sólo en interés propio, sino en beneficio de las generaciones futuras. Su mensaje concluyó con un llamado a la esperanza y a la acción colectiva: “No podemos perder la esperanza ni el compromiso. Es nuestra obligación trabajar juntos para dejar un planeta más habitable para quienes vienen después de nosotros”. La respuesta a la interpelación del Papa aún está por verse, ya que la política económica y medioambiental tiende a ser campo de intensas disputas tanto a nivel local como global.
